DOMINGO DE RESURRECCIÓN



DOMINGO DE RESURRECCIÓN


Al igual que el año anterior,  por invitación del Grupo Pase Estepona, escribí una reflexión sobre la Resurrección. Fue publicada el día 27 de Marzo de 2016, Domingo de Resurrección, en la semilla 357. Agradezco a este grupo el estupendo detalle de contar conmigo para colaborar en su tarea evangelizadora. Lo adjunto aquí y deseo que sea de vuestro agrado.



DOMINGO DE RESURRECCIÓN
“¿POR QUÉ BUSCÁIS ENTRE LOS MUERTOS AL QUE ESTÁ VIVO? NO ESTÁ AQUÍ, HA RESUCITADO.”
Esta es la mejor noticia, la que llena y colma el corazón de todos los que creemos que Jesús es, verdaderamente, el Hijo de Dios. Es el anuncio del que brota una inmenso gozo y da pleno sentido a nuestra existencia en la tierra.
!Hermosa mañana la del domingo de Resurrección! Nuestros corazones, las familias, la Iglesia entera, vive una experiencia única y especial nacida de la Vigilia Pascual. Las celebraciones se llenan de color, suenan aleluyas y glorias, cantos de resurrección. En el aire se respira fraternidad y comenzamos un nuevo año renovando desde lo más profundo, nuestro compromiso de seguir al Señor. La Resurrección es el acontecimiento más importante de nuestro caminar cristiano. Es la garantía de nuestra fe, es la convicción de que la cruz no tiene la última palabra, de que la muerte no es el final, de que el destino de la humanidad no es otro que la Vida, la Paz y el Amor. Cristo ha resucitado y su amor nos abre las puertas para que también nosotros podamos participar eternamente de su presencia junto al Padre.
El mundo sufre en su historia y lamentablemente en la actualidad, durísimas realidades de muerte, de dolor y de cruz. !Cuántas personas se ven obligadas a huir de sus países de origen por las guerras, cuántas necesidades urgentes de seres humanos que carecen de lo más necesario para vivir, cuánta gente asesinada por el fanatismo y el terror! Vivimos en un mundo donde el dinero, la injusticia y el poder quieren triunfar, donde millones de inocentes son esclavizados sin escrúpulos y donde cada día parece más real la ausencia de esos valores tan bonitos en los que creíamos cuando éramos niños, como el respeto a la vida y a todo lo creado, la honestidad o la verdad. Necesitamos fe, ilusión, coraje, debemos trabajar unidos por un mundo más humano y solidario para participar en ese plan salvífico que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros y para la humanidad entera.
Pero nuestra esperanza en la Resurrección no es una quimera o mera ilusión. Se basa en la misma experiencia de Jesús y en la de sus discípulos y seguidores: el sepulcro vacío, las múltiples apariciones de Jesús resucitado y la transformación interior que sintieron los que conocieron al Jesús histórico. María Magdalena, Pedro y Juan, los discípulos de Emaús...Todos ellos y muchos más, podrían contarnos hoy, su encuentro con el Resucitado, cómo se desvanecieron sus frustraciones, cómo sus sueños se convirtieron en realidad, sus miedos en valentía, sus incertidumbres en certezas, sus penas, en profunda alegría.También San Pablo se encontró con el Resucitado, lo que cambió el rumbo y el sentido de su vida. Y esta grandeza es la misma que vivimos los cristianos, que por el bautismo hemos sido incorporados a una vida nueva.
Hoy, en esta reflexión, deseo invitar a toda la comunidad cristiana a celebrar con alegría esta hermosa fiesta. La Resurrección no es un episodio del pasado de la vida de Jesús sino es el “sí” de Dios a su proyecto, a ese Jesús que sana, que denuncia el mal, que ama a los marginados, que pone el amor por encima de la ley. No es solo una promesa que se hará realidad después de nuestra muerte sino esa conversión que tenemos que experimentar día a día en el presente, en el paso del pecado a la gracia y del egoísmo al amor. !Ojalá todos los seguidores de Jesús seamos testigos de la Resurrección y proclamemos con nuestra voz y nuestros actos que Jesús vive! El estará siempre a nuestro lado haciéndonos partícipes de este gran misterio que ahora vivimos entre sombras, pero que un día gozaremos en plenitud. 

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