AQUÍ ESTOY, SEÑOR


AQUÍ ESTOY, SEÑOR


Una casa de piedra, llena de calor,
una vela encendida le da al aire color.
Hay un ramo de rosas, al pie de una cruz.
En lo alto mirándome estás tu.

AQUÍ ESTOY, SEÑOR, ME ENCUENTRO CONTIGO.
SIENTO QUE TÚ TAMBIÉN QUIERES ESTAR CONMIGO.
AQUÍ ESTOY, SEÑOR, ME ENCUENTRO CONTIGO.
ME DIRÁS TANTAS COSAS, ME HABLARÁS AL OÍDO.

Vienen de aquí, de allá, a celebrar
la esperanza, la vida, el amor, buscando la paz.
Traen alegrías, traen gratitud,
quizá alguna pena, que cures tú.


AQUÍ ESTOY, SEÑOR, ME ENCUENTRO CONTIGO.
SIENTO QUE TÚ TAMBIÉN QUIERES ESTAR CONMIGO.
AQUÍ ESTOY, SEÑOR, ME ENCUENTRO CONTIGO.
ME DIRÁS TANTAS COSAS, ME HABLARÁS AL OÍDO.

MI REFLEXIÓN

AQUÍ ESTOY, SEÑOR es una balada de oración. Habla de esos lugares, capillas, templos, ermitas, donde podemos escuchar a Dios. En el silencio, a la luz de unas velas o simplemente mirando una cruz, nos resulta más fácil contemplar el misterio de Dios y escuchar a nuestro corazón. Este silencio nos permite hablar, escuchar, dar gracias y pedir por nuestras necesidades.

Huir del ruido, buscar un clima de paz, es esencial para recuperar fuerzas y así, poder llevar después a la vida lo que hemos vivido en nuestro interior.

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